Para Carolina la pesadilla empezó a partir de quinto grado de la escuela, entre lápices de color, cuadernos y una tristeza profunda que marcó su vida.

En su caso, el bullying no se presentó en forma de golpes o palabras hirientes, sino por medio del rechazo y exclusión. “Me pasaban a la par y no me hablaban, yo no podía ser incluida en un grupo, se me dejaba aparte o se hacían grupos para trabajar determinada tarea y a mí me escogían de última.”

Pero si Carolina dejaba de ser invisible era para aparecer en los “vinasos” (un cuaderno con preguntas personales) cuando lo que se quería averiguar en la clase era quién era la más fea.  Y no solo la veían como la más fea, sino que un día además se le acusó de ladrona. Jamás lo podrá olvidar:  “Una vez íbamos para otra clase y unas compañeras se quedaron de últimas y al regresar se había perdido algo y apareció en mi bulto, que yo había dejado en el aula igual que los demás.”

La soledad se sumaba a este triste cuadro; no había amigas,  ni profesores que se interesaran en lo que le sucedía. Vinieron las notas bajas, ni siquiera la adecuación curricular lograba que se concentrara, comenzó a ser más insegura, tímida y a encerrarse en sí misma.

“Me provoqué auto lesiones, como arrancarme el pelo por ansiedad”. Ante un colegio indiferente, sus papás decidieron buscar atención psicológica privada y ya para segundo año de colegio la trasladaron a un centro educativo especializado donde recibía la atención adecuada. “Ya empecé a estar más segura de hablar con otros compañeros, empecé a hacer más cosas sin ocultarme, me empecé a abrir más con la gente, a tener menos miedo”, afirma.

De esta manera finalizó el colegio con una vida diferente a la que le tocó llevar años atrás y ya en la universidad todo marchaba diferente, inclusive la recuerda como una etapa agradable de su vida, aunque las secuelas no eran sencillas de eliminar. “Yo seguía teniendo cierto grado de timidez y hace unos años decidí meterme a teatro y otras actividades más para abrirme a la gente.”, nos cuenta.

Actualmente Carolina tiene 26 años, estudió Derecho y su tesis hoy publicada como libro (“El Cyberbullying como una nueva forma de delincuencia informática”) le ha permitido participar en charlas y seguir luchando contra el acoso o violencia escolar en sus diferentes formas. Además está estudiando psicología pues considera que con ambas profesiones puede tratar de mejor manera el bullying.

Es fundadora también del “Centro Costarricense de Atención al Bullying” (en facebook se encuentra en este enlace https://m.facebook.com/bullyingcr/ ) donde brinda junto a otras personas ayuda legal y psicológica a quienes actualmente sufren de tanta crueldad. Los teléfonos del Centro son: 8811-6414 / 8892-7275.

Acerca del Autor

Soy periodista desde que tengo uso de razón. Siempre me gustó preguntar por todo y escuchar respuestas, incluido el silencio como la mejor en algunos casos.

Comments are closed.