A pesar de que el diagnóstico médico alertaba sobre cuatro nódulos adiposos en la tiroides, la cita de valoración se le programó para cuatro años después. Carla Navarro se sentía asustada y preocupada ante la posibilidad de un cáncer de tiroides y el tiempo le daría la razón.
“Dios envía ángeles y un amigo que es doctor en una clínica privada me ayudó. Me hizo pasar como un familiar, me realizaron los exámenes y tratamiento sin pagar un solo colón . Los resultados indicaron que los nódulos eran malignos, tenía cáncer en la tiroides. Estaban encapsulados, pero a una le dicen cáncer y de una vez piensa en muerte.
¿Y mis hijas?
Carla reflexiona: “La vida pasa en frente en cuestión de segundos, me frustré, fue un cuadro depresivo, pensaba en tres vidas, la mía y las de mis dos hijas. Lloré hasta que reaccioné y tomé la mano de Dios”.
Tras el diagnóstico, esta vecina de Guadalupe fue sometida a un tratamiento de quimioterapia en el centro médico privado. Todo marchaba normal hasta que en una sesión de radioterapia, la salud de Carmen se vio afectada al punto, de llevarla casi a la muerte.
“Pasé por un túnel”
“En la última sesión me dieron dos paros simultáneos. Recuerdo que pase por un túnel, sentí un frío extraño y vi a mi mamá, quien había muerto antes del diagnóstico. En el sueño ella no me reconocía, pero me empujaba y me decía que me devolviera. En la tercera ocasión como que volví en sí. Vi a la cardióloga y me dijo: pasó algo en su corazón, pero estamos aquí, vamos a estabilizarla”.
El corazón y el cáncer, dos pruebas juntas
Esta madre de dos hijas fue declarada con una cardiopatía pues sufrió una lesión en su corazón. Sin embargo, pudo seguir con el tratamiento contra el cáncer de tiroides. Tres de los nódulos se desintegraron, pero hubo un cuarto que se resistía.
Se le programó una cirugía para extraer la tiroides e ingresaría a sala de operación al ser las 8:00 de la mañana, no obstante, contra los pronósticos médicos, el procedimiento no fue necesario.
“Yo le dije a Dios que tomara el control y así lo hizo. Estaba resignada a que iba para cuchillo, a las 6:30 estaba en el hospital. De repente los médicos que llevaban mi caso se reunieron y al salir me dijeron: doña Carla, hay un problema, bueno es que usted tiene un Dios que la quiere mucho porque no hay nada, desapareció el cuarto nódulo, no la tenemos que operar”.
Carla fue dada de alta, actualmente asiste a cita de control cada seis meses como precaución. Entre sus tareas como ama de casa, limpiar casas o aplanchar ropa, saca un ratito de su tiempo para visitar a quienes están en los hospitales dando la pelea a al cáncer.
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“El cáncer me enamoró de la vida”
Atrás quedó el mal humor que era común en Carla. Cargaba resentimientos y su alma estaba más enferma que su cuerpo. Fue después del cáncer de tiroides que ella entendió que no hay que perder el tiempo en esos pesos: “El ser humano siempre evoluciona, pero yo le puedo decir que hubo un verdadero cambio en mi. El diagnóstico me dio una cachetada, aprendí a amar y disfrutar la vida. Yo le digo a las personas, no se tome la vida con tanto afán, hay solo una y hay que gozarla”
Carla navarro sobrevivió al cáncer y a sí misma, pues dejó atrás a esa persona que no disfrutaba del día día y hoy se dedica sonreír. Se está preparando para concluir el bachillerato y le gustaría formarse profesionalmente en inglés. La vida, sin duda, continúa más intensa ahora.
Periodista: Wendy Arias
2 comentarios
Muchas gracias y espero que éste mensaje sea de bendición,edificación y reflexión para muchas personas !!!
La vida es una sola,toca vivirla a plenitud!!!!
Que bonita historia yo tengo el problema de la tiroides y nadie me entiende el porque estoy gordita saludos