Con 24 años de edad y 5 de trabajar como asistente de paciente, Andrés reflexiona, aislado, desde el cuarto de su casa, que la salud lo es todo.
El es ahora parte de la lista de los más de 42 mil casos positivos de COVID-19 que registra Costa Rica, de marzo a hoy.
Experimenta un cansancio enorme y un frío que no se va por más cobijas que use, y aprovechamos que estaba despierto y con un poco más de ánimo para conversar en lizethcastro.tv, sobre la experiencia de ser positivo de COVID-19.
La vida cambia con un “sí”
Andres Villlalobos Granados es trabajador del Hospital de Heredia.
Esposo y padre de 2 hijos, desde el principio de la pandemia tuvo el temor “no tanto de enfermarme yo, sino de contagiar a los de mi familia, a mi abuelita, a mi mamá, uno piensa en los más vulnerables”, afirma.

Andrés tiene 5 años de trabajar en el Hospital de Heredia
Hasta el momento, lo que ha sentido es fiebre, dolor de cuerpo, frío y muchas ganas de estar acostado.
La dinámica familiar ha cambiado totalmente: “Mi hija de 8 años entiende un poquito más, pero mi chiquito de 4 me toca la puerta y me dice que le abra para ver juntos tele. Le tenemos que decir que no, que no puedo. Mi esposa me pone la comida en una mesita afuera de la puerta del cuarto para que yo la agarre. Como con platos y utensilios desechables. Mi ropa la echamos en una bolsa roja para que nadie la toque y lavarla y desinfectarla aparte de todo lo demás”.
Andrés no sabe dónde pudo haberse contagiado. “Pudo haber sido en el Hospital, mientras trabajaba pero igual, uno sale también a hacer mandados y pudo haber sido en otra parte“, indica. “Lo que quiero decirles es que se cuiden todos y piensen por favor en sus familiares, en los más propensos”.