En el 2015, Alejandra Blanco Sánchez de 45 años de edad, recibió su primer diagnóstico de cáncer, una “bolita” en su rodilla encendió la alarma, pero nunca imaginó que se trataba de un padecimiento tan agresivo.
Escrito por la periodista Wendy Arias para lizethcastro.tv.
En lizethcastro.tv conversamos con esta madre de tres jóvenes con edades de 19, 16 y 13 años de edad, esposa que es dueña de un espíritu que contagia alegría y que se define a sí misma como una cobarde a la cual le tocó ser valiente, pues padece liposarcoma (cáncer inoperable).
Mirando atrás nos cuenta: “Mi primer diagnóstico de cáncer, fue un liposarcoma en mi pantorrilla y fue uno de los momentos más duros de mi vida. Nadie espera que le digan que tiene cáncer y mucho menos uno agresivo. En especial porque siempre relacionamos al cáncer con la muerte”.
En esa ocasión, Alejandra fue intervenida quirúrgicamente, los médicos extrajeron el tumor, recibió radioterapia y su vida continúo con normalidad, hasta el 2019.

Alejandra, tiene un cáncer inoperable, asegura que aprendió a vivir y cada segundo cuenta
Continúa: “Empecé a sentir una pelotita en mi muslo derecho y otra detrás de la rodilla izquierda, sin embargo, entré en una negación por el miedo a que me dijeran que el cáncer había vuelto y todo lo que eso iba a conllevar. Poner a mi familia de nuevo en preocupación, el probablemente recibir quimioterapia, a la cual le tenía pánico por todas las historias de terror que uno escucha”.
Terminó ese año y Alejandra se negaba a asistir a un centro médico. No obstante, ella sabía que algo andaba mal; era una situación que se negaba a enfrentar, su esposo insistía en que fuera al doctor, pero a ella le daba terror que confirmaran lo que tanto temía hacía y buscara cualquier excusa para evadirlo.
El 10 de julio de 2020, casi 1 año después, una trombosis en el brazo no dio más tregua y debió asistir al hospital. Ahí confirmaron que el cáncer había vuelto, había una metástasis en varias partes de su cuerpo. Le ofrecieron quimioterapia paliativa y dos años después es quien nos cuenta esta historia.
“El milagro de aprender a vivir”
Esta mujer, amante de las manualidades, asegura que es un milagro no porque esté completamente sana, sino porque aún está viva. Y aunque tiene algunos problemas físicos, en especial para movilizarse, su corazón está más vivo que nunca, aprendió a vivir e indica que su familia se ha unido, alegando que no llevan una vida “normal”, pues es entre citas, medicamentos y responsabilidades “de más” por las tareas, “sumadas” a sus hijos para que la casa funcione.

Alejandra, con su esposo Alejandro y sus hijos: Adrián, Valeria y Gabriel
Cuenta: “Mi esposo y mis hijos también han tenido que lidiar con su propio dolor de perder a una esposa y una madre. Porque cuando alguien enferma en una familia, de una forma u otra todos estamos enfermos. Somos una familia resiliente, valiente y que nos amamos. No somos una familia perfecta, no hay familias ni vidas perfectas, eso no existe.”
¿Qué le diría a la gente que acaba de recibir el diagnóstico de cáncer?
“Deje este “salveque”, o esa carga a Dios, como dice una tía mía,. Es muy pesado y no lo podemos llevar solos. Cuando le decimos a Dios no puedo llevar esto, llévalo tú, ahí empezamos a ver su gloria en las pequeñas grandes cosas. No deje que el miedo lo domine, es fácil decirlo, pero cuesta hacerlo. Sin embargo, el miedo no nos permite seguir adelante y nos hace tomar decisiones equivocadas y muchas cosas a las que tememos, nunca pasan”.
Alejandra, asiste a quimioterapia paliativa desde hace dos años e invita a todas las personas con cáncer a llevar su proceso día a día, paso a paso. Pues asegura que, en esa situación, preocuparse por el pasado o el futuro es una pérdida de tiempo. Hace un llamado a disfrutar de las pequeñas grandes cosas como: el sol, la lluvia, del olor de mar, una linda compañía, el poder comer, reír, llorar y amar mucho.

Alejandra con su esposo, en una foto que según dice: “le gusta mucho”
Explica: “El amor es la fuerza más grande que tenemos en el Universo. Sana, talvez no el cuerpo por completo, pero sí el corazón, el alma y el espíritu. A veces el cáncer más mortal no es el que tenemos en el cuerpo, sino en las partes que nadie ve de nosotros. Debemos ser agradecidos, por cada una de las vivencias, locuras y “tortas”, alegrías, decepciones, oportunidades y errores, agradecer da mucha paz. También, debemos ser libres. Haga lo que tenía tanto miedo de hacer. No le preocupe lo que digan los demás. No guarde sus cosas favoritas para “ocasiones especiales”.
Continúa: “La vida, cada día es una ocasión súper especial. No deje pasar su vida esperando el momento o la persona perfecta. Trate de tomar las mejores decisiones, pero recuerde que la vida perfecta no existe, la vida se vive y los momentos difíciles llegarán de una u otra forma y aún en medio del dolor hay que sacarles lo mejor, porque de esos momentos son de los que más se aprende.
Una persona con cáncer, es más que su enfermedad
Con un corazón agradecido por el día a día. Nos recuerda a todos los que estamos alrededor, que una persona con cáncer no está definida por su enfermedad y podemos verle más allá de su enfermedad.
“Tengo cáncer, pero sigo siendo Alejandra. No nos vean con lástima o cómo si fuéramos un cáncer y no una persona. Es normal que estén tristes porque nos aman, y que lloren con nosotros. Pero que recuerden que seguimos siendo la persona que conocieron antes del cáncer. No hemos perdido nuestra esencia, nos gusta hablar de las cosas cotidianas, reír y divertirnos”.
Continúa: “Siempre es importante preguntar primero cómo se siente la persona física y emocionalmente. Pero pregunten, yo sé que a veces es incómodo o no saben qué decir, pero es mejor preguntar a dar las cosas por sentado.

Alejandra y su familia caminan de la mano, con certeza de que la enfermedad, solo les hace vivir de una “manera diferente, pero normal”
“La salud, un tesoro”
Alejandra, quien actualmente asiste a sesión se quimioterapia cada tres semanas, nos invita a acompañar a las personas con cáncer en el proceso de la forma que podamos: con una palabra de aliento, con la compañía física, con una comida, con una salida, con un chiste, con un abrazo, con un te quiero.
“Y a todas las personas que gozan de salud: tienen una de las mayores riquezas de este mundo. Cuando no hay Salud, lo demás, lo que este mundo ofrece no vale nada. Y como decía Pau Donés “Que le perdamos en miedo a la muerte, pero también le perdamos el miedo a vivir”.
Puede seguir encontrar un rincón lleno de motivación siguiendo la página en en Instagram de Alejandra: @cadasegundocuentacr.