En nuestro país, si a todos nos hicieran un examen masivo de sangre o de ADN, no habría sorpresas: todos estaríamos vinculados en mayor o en menor medida con un familiar alcohólico. Este padecimiento es considerado una enfermedad adictiva con síntomas muy claros, pero no es vista así por quienes están en el círculo más cercano del enfermo, porque uno no escoge tener un cáncer o tuberculosis, pero desgraciadamente las enfermedades derivadas del consumo de drogas o el alcohol, parecen ser voluntarias, aunque se sabe que la propensión a esta adicción depende de un sin fin de antecedentes, aprendizajes y carencias emocionales originadas en el seno familiar.
Pero esta nota no es para explicar por qué hay alcohólicos. Es para dar una luz en la oscuridad, pues también es verdad que cuando hablamos de un alcohólico, sabemos que afecta a todos los miembros de su familia y genera tanto dolor con secuelas tan antiguas, que su grupo familiar debe recibir terapia, acompañamiento y guía no solo para lidiar con el enfermo sino para comprender y manejar sus propias emociones. En esa escalera, que es la vida, se necesita una gran luz para no ir a tientas y Alcohólicos Anónimos, es eso.
Para eso nació, en 1951, Al-Anon, una organización derivada de Alcohólicos Anónimos que ofrece esperanza y ayuda a amigos y familiares de alcohólicos.
Pero no solo eso. Resulta que dentro de Ala-non, hay una subdivisión que busca acompañar y guiar a niños y jóvenes entre los 10 y los 17 años, no solo para fortalecerlos y escucharlos, sino también para prevenir que ellos caigan en el alcoholismo y así romper el ciclo de violencia y autocompasión.
Carlos es miembro del Comité de Cooperación e Información a la Sociedad tanto de Ala-non como de Ala-teen en Costa Rica y nos explica acerca de la importancia de ambas entidades en el país:
“Ala-teen es una entidad que busca proteger y atender a jóvenes que han sido afectados por un familiar o amigo alcohólico. Aquí les explicamos que ellos no pueden cambiar ni controlar a sus padres, pero pueden desprenderse emocionalmente de sus problemas y seguir queriéndolos rompiendo así la cadena de frustración y de dolor”.
El método es gratuito y sencillo, similar a las reuniones que se realizan en AA, y solo requiere disposición de los muchachos para asistir a las reuniones donde son acompañados por un padrino o madrina adulto que escuchará sus inquietudes y problemas sin juzgarlos y quienes además estarán disponibles para que en cualquier crisis familiar, pueda contener o apoyar al joven.
Es importante saber que el movimiento sigue funcionando aún y cuando el enfermo haya dejado de consumir alcohol, pues las secuelas emocionales provocadas por la convivencia no se terminan con el consumo.
Conversar en grupo acerca de cómo se sienten y ser sinceros con respecto a sus emociones, es parte de la cura de heridas que no se ven pero que permanecen allí toda la vida.
Los muchachos aprenden a aceptarse a sí mismos y a partir de este proceso logran ser tolerantes con el mundo y las personas que los rodean. Es un ejercicio de franqueza, donde a partir de la constancia y la conciencia de que todos están afectados por la adicción de una persona, se puede salir del hoyo, ayudarse y ayudar a otros a hacerlo también.
Es un programa que acepta la existencia de un poder superior a partir de los 12 pasos de AA, pero no es religioso y respeta profundamente el credo y valores de sus integrantes.
¿Y por qué es necesaria una agrupación especial para jóvenes?
Carlos nos responde: “Porque los jóvenes se sienten inhibidos con adultos que no sean sus padrinos y el programa busca que saquen todos sus resentimientos y temores sin ninguna reserva. Además, los problemas de los adolescentes son distintos a los de sus mayores”.
Lo más interesante es que en cada reunión que se realiza cada semana, al escuchar y tratar de ayudar a estos muchachos, los padrinos también aprenden a sanar sus propias heridas y a ser solidarios con situaciones que podrían ser cercanas o no, pero no hay barrera que no se supere con amor y comprensión.
En todo el país hay grupos de Al-Anon y Alateen que estarán felices de atenderle y recibirle.
Comuníquese al 22288259 para obtener información sin ningún compromiso y son absolutamente gratuitos.
Sin embargo, a modo de epílogo, le cuento que la cadena del dolor y la coraza del silencio se pueden romper, pero es necesario hacerlo con ayuda, con información y ni usted ni sus hijos están solos en este proceso. Más aún: no es necesario que la persona alcohólica ya esté en el programa de Alcohólicos Anónimos para que los jóvenes puedan asistir a las reuniones.
Empiece por usted y por el resto de la familia, pues el deseo de desintoxicarse es voluntario y con la convicción de que se puede salir del túnel si tenemos una luz en la escalera.
2 comentarios
Hola Lizeth, Doña Jeannette & Yo, somos matrimonio de más de 40 años, vecinos del Barrio de Ochomogo de Cartago y formamos parte de Grupos de Familia Al Anón Alateen de Costa Rica.
Agradecidos por oportuno aporte de dar espacio a Compañerito Carlos.
Estamos a su orden, nuestro teléfono 25370403
Atentamente,
Los menores de edad son los que se ven más afectados por el alcoholismo de otra persona y son los que tienen menos opciones frente a esa problemática. En Alateen aprenden no solo a hacerle frente sino a vivir bien y crecer a pesar de ella.
El teléfono está mal. Es el 2222-8259.
Saludos.