Periodista: Wendy Arias
Fue en la década de los setentas cuando un joven de unos 19 años con sueños y anhelos como todos los muchachos de su edad, empezaba a hacer realidad un deseo muy especial. Él quería ponerse unas sandalias, cargar una cruz e interpretar a Jesús en las procesiones de Semana Santa. Pero no como un personaje de teatro cualquiera, sino como quien cada año imparte una clase de catequesis recordando al pueblo católico una historia de amor.
Un sacerdote creyó en él y lo impulsó. Con una barba de yeso Alfonso Zúñiga, inició un recorrido que hoy suma 46 interpretaciones consecutivas en la Pasión de Cristo para la Semana Mayor.
“Fue como un flashazo, yo quería llevar el mensaje de la pasión. Esto no es actuación, no es teatro, es algo espiritual. Por eso creo que he puesto mi granito de arena y ha caído en tierra fértil. En cada lugar en el que he estado, he dejado un grupito de gente para que siga con el mensaje”, relata don Alfonso con satisfacción.
Como forma de vivir su fe, don Alfonso ya no usa una barba de yeso, porque tiene la suya. Además utiliza su propia sangre cada año. Unos días antes del Viernes Santo le extraen unos cuatro tubitos del líquido, los cuales mantiene en refrigeración hasta el día que camina recreando a Jesús, cargando la cruz frente a los fieles católicos. Asegura que durante el recorrido lo que hace es orar.
“Yo no puedo ni explicar lo que significa esto para mi. Yo lo vivo con mucha fe”, dice don Alfonso.
Actualmente, este hombre oriundo de Tres Ríos de La Unión, tiene 65 años y es el fundador del Grupo Teatro Bíblico de Tres Ríos, en donde es director, guionista y líder de un equipo conformado por unas 70 personas, todas identificadas con llevar el mensaje de fe cada Semana Santa.
“Hay unos que tienen hasta 30 años de andar conmigo, somos una familia, ya casi no hay que ensayar. Eso si, yo soy perfeccionista, pero no extravagante, no me gustan las telas caras, porque así no se usaban. Mi traje es de paño y tiene mucho tiempo de acompañarme”, aclara don Alfonso.
Su hijo Juan Pablo de 27 años y su esposa Rocío Villalobos son pilares muy importantes para don Alfonso. Es doña Rocío quien le ayuda a maquillarse cada año para su papel en la Semana Mayor.
Su vocación lo ha llevado a presentarse en lugares como Tres Ríos donde inicio y estuvo por 20 años. San Rafael de Oreamuno, Goicoechea, Turrialba y San Pablo de Heredia donde se presentó por 15 años.
Este año don Alfonso dará su lección de catequesis anual en la parroquia de Dulce Nombre de La Unión. Asegura que no se siente cansado, al contrario, que cada Semana Santa es vivida con el mismo sentimiento de amor de hace 46 años.
“Soy como una pluma al viento, a donde Dios quiera llevarme ahí voy. Hasta que Él quiera, porque Él me llamó a hacer esto y Él será el que me diga hasta cuando. Yo mientras tanto sigo con la misma ilusión”, finaliza emotivamente don Alfonso.