Don Neftalí Fallas Porras, conocido en su natal Desamparados como “Talí”, nos recibió en su casa, bien peinado, muy sonriente y con un gran abrazo, para contarnos: ¿Qué es lo más lindo que le han regalado sus 101 años de edad? “Si esa carreta hablara” dice mientras señala a la que fue compañera de trabajo de su padre y de él hace años, pero que ahora reposa en el corredor de su casa.

“He hecho de todo”

Es dueño de un currículo que reúne experiencia como: jornalero, cogedor de café, corredor de cintas, boyero, carnicero y hasta empresario de buses, los primeros buses de Desamparados.
Sentado en una mecedora, nos cuenta: “He hecho de todo, recuerdo que quería ser médico, pero como no se pudo, no quise ir al colegio, entonces mamá me mandó a trabajar en el campo, para que aprendiera cómo costaban las cosas. Me ganaba 30 centavos por día, luego ya trabajé en lo propio y ahí fui creciendo.  A los 20 años, me compré una yunta y me casé con una gran señora, Vitalia Monge Gamboa, tuve una suerte”.

“Lo más lindo de la vida no está en las cosas”

Don Talí, tiene siete hijos, 21 nietos y 22 bisnietos.
Recuerda que su esposa le gustaba desde “chiquillo”. Se le declaró en un verano y tras tres años de noviazgo, se casaron el 04 de junio de 1938.
Estuvieron juntos por 70 años, hasta que ella falleció. “Lo más lindo de esta vida ha sido mi esposa, mis hijos, yernos, nueras, nietos y bisnietos. Todos son muy buenos y chineadores. Lo más duro ha sido la muerte de papá, mamá, la de un hijo y la de mi señora”.
Vive en la misma casa que le vio crecer, pues era de su madre, y cómo era tradición de ella, cada miércoles se hace olla de carne. Allí, cada rincón, está lleno de tradición. Bien cerquita, está la Capilla María Auxiliadora, construida en un terreno donado por él.

La mejor herencia que le deja a los suyos

No teníamos dónde hacer Misa, entonces por años se hizo aquí en casa. Mi señora me decía: Talí, donemos un pedacito de tierra para la capilla y así se hizo. Es que ella era tan dadivosa, que me enseñó que uno debe compartir lo que tiene, sea poquito o mucho, compartir multiplica, la gracia de Dios siempre está presente y debe vivirse sin egoísmo. La mejor herencia que se deja es el modo de vivir”.
Don Talí, asegura que lo que más le gusta, es ver su casa llena de la gente que quiere, y fue así, como celebró su 101 años, alcanzados este 04 de diciembre.
Festejó la vida, en compañía de familiares y amigos, con una fuerza de roble, música y una contagiosa alegría. Este roble, demuestra que los buenos recuerdos alimentan el alma, los no tan buenos hacen crecer y el presente, se aprovecha y disfruta con quienes nos rodean.
Periodista: Wendy Arias.

Acerca del Autor

Soy periodista desde que tengo uso de razón. Siempre me gustó preguntar por todo y escuchar respuestas, incluido el silencio como la mejor en algunos casos.

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