Un recuerdo con moho no debe ser alimento para el alma.

Una palabra llena de polvo, no debe estar en el plato de comida de mi “hoy”.

Una decisión que me afectó, hace muchos años, no tiene porqué caer en el vaso de agua fresca que me tomo en este día.

El “hoy” se me presenta jovencito para que bailemos un ritmo nuevo.  Que nadie de ayer detenga mi baile. Que yo no me atreva a sentar a mi “hoy” para invitar a la pista a ese “ayer” superado por el tiempo.

Yo no vivo del pasado.

Me hago fuerte con mi presente.  Me siento viva.

Por supuesto que sin pasado no tendría yo este gusto por lo bueno, por lo que merezco y por lo que me hace feliz.  Gracias. Hasta ahí.

A veces el corazón quiere ser traicionero. Yo me siento y le explico que hay que latir en el presente, que si no, no se vale sonar tan duro si sólo va a reproducir sonidos pasados.  Hoy, todo suena distinto, hasta el corazón.

Hoy, eso es lo que cuenta.

Acerca del Autor

Soy periodista desde que tengo uso de razón. Siempre me gustó preguntar por todo y escuchar respuestas, incluido el silencio como la mejor en algunos casos.

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