Con las muchas o las pocas energías que tengas,

con la poca o abundante decepción que sintás,

con lo difícil o fácil que resulte la lucha de hoy,

con las enormes ganas de sonreír o las ínfimas ganas que tengas,

con las abundantes ideas o la página en blanco con que amaneciste en tu mente,

con un día de ayer inspirador o digno de borrarse,

con un océano de amor o uno de soledad frente a vos, 

con la esperanza en el futuro al tope o por el suelo

Aún con todo, hacete un favor: viví, al máximo, con todo lo que tenés.

Viví y hacelo hoy, respirando con la fuerza que tengas, no la fuerza de tus hijos o tu vecino, o de quien te dejó o de quienes te criaron, sino con la fuerza que te pertenece,

abrazate entero a una balsa, a un tronco, a una piedra, a tu fe, a un ave que te haga volar, al sol que te suba a la montaña, al silencio que te baje hasta tu sagrada voz interior donde no hay nadie más…

Viví porque es un regalo.  Viví. Aún con todo, viví.

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Acerca del Autor

Soy periodista desde que tengo uso de razón. Siempre me gustó preguntar por todo y escuchar respuestas, incluido el silencio como la mejor en algunos casos.

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