Por: Lizeth Castro

La tarea es bien complicada.  De niña, me daban miedo las sombras y las formas que hacía la noche en la ventana.  Su pincel me dibujaba dinosaurios, fantasmas y flores gigantes traga-niños.    El miedo huía cuando Papi venía a abrazarme y me decía que todo estaba bien.

Luego crecí.  El miedo me dibujaba escenas que podían suceder en escenarios hipotéticos.  Mi mente era la pizarra y el condenado agarraba de nuevo el pincel.  Esta vez, yo no podía llamar a nadie. Asi que decidí decir “Este es sólo un panorama de varios que existen”.  En efecto, el fracaso sólo es un panorama, la muerte sólo es una posibilidad, que algo no funcione es uno de los muchos caminos. El miedo me pintaba las escenas posibles con colores fuertes y yo misma se los iba despintando para que no me venciera.

Luego, seguí creciendo.  El miedo no desaparece.  Después de ser empleada de una gran empresa, empecé a ser dueña de la mejor.  Más pequeña pero es la mejor empresa del mundo porque nació en mi corazón.  El miedo en ocasiones ha tomado el pincel. No descansa.  Empieza a hacer siluetas de cosas que podrían no funcionar, que son difíciles, que cuestan.  Yo, esta vez, lo llamo por su nombre y lo enfrento.  Lo llamo a cuentas porque somos conocidos desde hace rato. Y ahora, con un poquito más de madurez he alcanzado a agarrarlo del cuello después de una, dos, tres y muchas oraciones.

Como estoy tan lejos de la santidad, tengo que orar mucho. Le digo a Dios que hay un Goliat que se burla de mí y Dios pone en mi mano la solución, como se la puso al pequeño David.  Y el miedo se retira con  la cabeza baja pero el pincel en la mano, esperando dibujar más, otro día.

La noticia es que sigo creciendo y convivo con ese que muere por ganarme.  Pero está muy equivocado. Pienso así: El miedo tiene el pincel pero dibuja en tu mente.  Si se la prestas hará formas, les pondrá colores, sabores y texturas. Te paralizará.  No le podés quitar el pincel pero podés decidir que busque otra mente para dibujar porque la tuya está ocupada maquinando grandes proyectos, haciendo sueños realidad, equivocándose y aprendiendo y jugando con todos los escenarios posibles, sobre todo aquellos que te hacen feliz y hacen que valga la pena esta aventura preciosa de vivir…a pesar del miedo.

Acerca del Autor

Soy periodista desde que tengo uso de razón. Siempre me gustó preguntar por todo y escuchar respuestas, incluido el silencio como la mejor en algunos casos.

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