Escrito por Lizeth Castro

Tanta belleza en el cuadro,

como para fijarnos sólo en las manchas.

Tanto horizonte

como para anclar la mirada hacia atrás.

Tanto hilo para coser

como para seguir rasgando;

tanto que sanar

como para hacer nuevas heridas.

Tan poco tiempo

como para perderlo buscando zapatos de tacón

cuando la altura la da el coraje

y lo importante es dar pasos

si es preciso descalzo,

desde cero si es necesario,

pero dar pasos

que así es como se avanza.

El lujo del trabajo

no está en la corbata

ni en el casimir del saco;

ni siquiera en si usted es el maestro

o el jefe,

la directora de orquesta,

o la dueña.

Está en el corazón que trabaja

que celebra el reto,

que se cansa pero se levanta al día siguiente

con las pulsaciones decididas

bailando y acomodando las emociones

para que ellas no nos acomoden a nosotros.

Tanta belleza que ver en el cuadro

como para escoger ver las manchas.

Te recomiendo de Archivo:  Carta al amor de mi vida

Acerca del Autor

Soy periodista desde que tengo uso de razón. Siempre me gustó preguntar por todo y escuchar respuestas, incluido el silencio como la mejor en algunos casos.

Comments are closed.