Lo más fácil sería echarse a llorar hoy, culparte mañana, sentir rabia pasado mañana, en un momento libre que tengás tomarte un café con el “pobrecita yo” de la autocompasión, y luego sentir que es el otro el que no vale nada, pero sí vale y por eso te duele.

Entonces, si no te aman hacé un alto.  No un ceda, ni una pausa.  Un alto.  Los carros lo hacen para no chocar.  No conviene que sigás chocando contra la dura realidad de ese “No te amo” que te acaban de decir a gritos y que, como si fuera un eco, se reproduce fuerte y claro como si te lo hubieran dicho esta misma mañana.   A veces ese “No te amo” es un proceso y te das cuenta hoy de que ya venía de camino.

El ALTO que te propongo debe tener un propósito:  evaluar el desamor y valorar el amor.

Se evalúa el desamor cuando tenés en frente el recuerdo de algo que supusiste iba a durar mucho y no fue así.  Algo que era, según vos, de un color bello y fuerte y terminó desteñido y desdibujado.  Algo que era, según tu corazón, fuerte como una roca y resultó ser frágil como el vidrio. ¿Quién te dijo que suponer que esa persona se quedaría para siempre, era lo correcto? ¡Nadie! Quisiste creerlo, le convenía a tu corazón, lo querías en tu vida, pero nada te garantizaba que así iba a ser por siempre ni “hasta que la muerte los separe”.   Así que el desamor podría ser ese dolor que te enseña que nunca hay que suponer y siempre hay que estar alerta.

Para valorar el amor, en el alto tenés que sacar un espejo.  Vas a tener una cita con la persona que más vale: vos.  No valés porque sos superior a nadie, sino porque sos una obra de arte en construcción.  Un mazo firme esculpe las hojas de tu vida y ese mazo no perdona.  Increíblemente, el mazo a muchos los atonta pero a otros los fortalece. Cada quién decide.  A mí me ha pasado un poco de lo primero y mucho de lo segundo.

Si no te aman, amate vos.  Ese amor no es negociable. Ni aún cuando te hayás equivocado. Ese amor te pondrá anteojos en el alma para ver con más claridad lo que tus ojos físicos no logran captar.

Si no te aman, que les vaya bien.  Vos seguí tu aventura de la vida, con agradecimiento y sabiéndote con más sabiduría que hace un día, un mes o un año.  No dejés de asistir a la escuela de la vida porque un compañero no te quizo más.  El aula está llena de gente que podría estar buscando alguien, justamente, como vos.

Acerca del Autor

Soy periodista desde que tengo uso de razón. Siempre me gustó preguntar por todo y escuchar respuestas, incluido el silencio como la mejor en algunos casos.

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