Papito, quiero regalarte algo que te recuerde siempre lo que significás en mi vida. Lo que pasa es que de lo que veo nada me gusta porque o se oxida, o es demasiado pequeño o se acaba o se añeja o se agota. Todo se queda corto.

Pa, si existiera un lugar donde vendieran palabras que nunca se acaben, buscaría las 2 que me regalaste desde antes de nacer y dártelas más grandes: amor incondicional.

Si hubiera un lugar que vendiera cobijas a prueba de tiempo, te regalaría una para que tu alma jamás sienta frío, similar a aquella con la que me has cobijado el corazón cuando he tenido hielo.

Si vendieran un frasco infinito donde quepan las palabras más dulces que tengo, las metería ahí: Te amo.

Pa, gracias por correr por mi sangre sin detenerte ni renunciar aunque el camino fuera duro y pedregoso. Gracias por no huir cuando faltaba de todo pero decidiste amarnos a tus hijos y a Mami. Gracias por mantenerte en pie cuando a tantos los arrodillan las carencias.

Gracias por enseñarme que soy millonaria si tengo amor y que el título que más me tiene que hacer presumir y que me hace ganadora es el de Hija de Dios.

Te amo infinitamente y me hace feliz amarte y sentirme amada por vos.

Feliz día Pa. Feliz día cada día de tu vida.

Acerca del Autor

Soy periodista desde que tengo uso de razón. Siempre me gustó preguntar por todo y escuchar respuestas, incluido el silencio como la mejor en algunos casos.

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