Querido día de hoy, me volvés a ver con tus ojitos curiosos, con signo de pregunta para saber qué haremos. Sabemos que en 24 horas vas a morir sin derecho a prórroga. Me alegrás y me entristecés, ¡así soy yo!.  “¿Qué querés hacer?” Me preguntás respetuoso, porque sabés que soy yo la que decide. Tenemos 24 horas solamente y nunca más nos volveremos a ver.  Si abrazamos nunca se volverán a repetir estos abrazos.  Si besamos, serán besos únicos;  si pronunciamos palabras de consuelo, habremos consolado y si vomitamos palabras de destrucción, habrán quedado construidas como meteoritos que pasan y destruyen.  Si diseñamos, esos segundos de creatividad no volverán y nos reiremos de ese tiempo hermoso;  si trabajamos en lo que nos gusta, nos aplaudiremos y ya, ahí acabó.  Si nos olvidamos de amar, nos pesará en el alma pero nada podremos hacer luego porque el tiempo no regresa.  Si hay que dejar ir, nos tomaremos de la mano llorando vos y yo, perdonando y agradeciendo y tendremos más alivio cuando llegue la noche y te tengás que ir.

Querido día de hoy, sigamos avanzando. Te quiero vivir plenamente.  ¿Me traerás dolor, renuncia, sacrificio? Es más lo que ignoro que lo que sé, pero quiero tener el corazón listo para vivirte. Tenemos sólo tus 24 horas y mis sueños, tus segundos contados y mi pasión;  tu existencia finita y mi calendario lleno de días y noches que desconozco cómo serán y cuántos serán. A veces ambiciono tanto que me olvido de que estás hecho de detalles maravillosos y pequeños. Gastarte en mis miedos y en mis frustraciones, será tiempo perdido. Hagamos un trato: Seamos amigos día de hoy.  Vivámonos en paz.

Acerca del Autor

Soy periodista desde que tengo uso de razón. Siempre me gustó preguntar por todo y escuchar respuestas, incluido el silencio como la mejor en algunos casos.

Comments are closed.