Por: Lizeth Castro
¿Por qué la prisa de tus pies? ¿Para dónde van? Caminan hacia el éxito pero veo que no saben muy bien por dónde ir. Caminan hacia la abundancia, pero parecieran estar perdidos. Caminan hacia el reconocimiento pero dan pasos hacia delante y hacia atrás en una danza de indecisiones. Caminan hacia el aplauso, pero no veo que se detengan en algún momento y siguen persiguiendo eso que no escuchan y quisieran escuchar.
Te propongo detenerte un momento. Porque el éxito que buscas debiera estar agarrado de la mano del fracaso. Es que el uno y el otro co-existen sin poder ignorar a ninguno de los dos. La abundancia que quisieras puede estar llena de vacíos si no pensás en la escasez y en la maravilla de lo simple y lo básico. El reconocimiento que soñás debe nacer dentro de vos, por vos, bailando con vos, y no con los demás. El aplauso que querés escuchar amerita hacer pausas. Que te aplauda el viento en medio de los árboles, porque lo apreciás; que te aplauda la flor detrás de la ventana, porque la notás; que te aplauda el olor a húmedo de la tierra mientras lo tenés en tus manos: que te aplauda el sol, porque lo ves con ojos de gratitud.
Si tus pies llevan prisa, que sea porque quieren ser felices. Porque caminan y se detienen, porque bailan y se hacen masajes; porque saltan y saben caer; porque se caen y se levantan. Porque corren hacia los que aman. Porque quieren ser felices. Prisa por amar, por respirar, por vivir… prisa porque es hoy, porque ayer ya pasó y mañana ni siquiera existe. Prisa por ser feliz.