Ví este reportaje desencajada, porque una tragedia en un gran edificio empezó con las ranuras internas que nadie notó, que se fueron haciendo con el paso de los años.
Una cámara muestra en Singapur cómo sin suceder un terremoto, esta construcción de 10 pisos se desploma en segundos. Cuando estaba de pie parecía tan fuerte y en el suelo, hecha polvo, se notaba toda su fragilidad.
Es una tarde cualquiera y suena estridente la “desconstrucción” de lo que en algún momento tanto costó construir.
Esto es lo que sucede también con un mal matrimonio. Yo digo que tantas veces es un edificio mal construido que se ve bonito por fuera pero por dentro tiene tantas hendijas y ranuras; entra el frío y la humedad lo va pudriendo todo, incluso el corazón. Hecha a perder ilusiones y las bases no lo soportan. Lo peor es que estas “fallas” pasan desapercibidas y nadie hace nada.
No esperés hasta que se derrumbe para hacer una “inspección” de lo que está sucediendo.
Un mal matrimonio da paso al desplome. Este desplome genera dolor. La ganancia es el aprendizaje, los nuevos planos, la oportunidad de construir bien, desde las bases hasta la altura.
Lamentablemente, los expertos concluyeron, sobre este edificio de Singapur, que esa construcción no iba a ser sostenible en el tiempo y que lo mejor fue que se cayera de una vez para diseñar completamente una nueva estructura que soporte todos los embates del tiempo.
Tomalo en cuenta. Ojalá que no te pase y si te sucede, construí mejor la próxima vez, dale mantenimiento al edificio e inspeccionalo para que no te sorprenda su desplome.
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