El día es así: asoleado, pintado de azul intenso en el techo, el piso tiene calles llenas de piedrecillas en mi barrio,  las paredes son árboles verdes, grandes y pequeños, algunos resecos.  Si hubiera caído lluvia, no estarían tan resentidos. Si fuera invierno, tendría que quitarme esta blusa y ponerme una de manga larga.  Y si hubiera pasado esto mismo cuando yo tenía otro trabajo, hace años, no me daría cuenta de que el sol me besa apasionadamente la cara porque estaría ocupada de mil cosas bajo techo.

Pero el día es así.  Y el amor es así.  Pintado del color que hoy tiene: rojo desteñido, anaranjado opaco, azul rey, amarillo feliz, arco iris intenso, fiesta de colores.  No se vale  “¿y si hubiera combinado esto con esto?”.  Los “hubiera” no existen. Es lo que es. ¿Si hubieras tenido consciencia de que no te amaban, habrías amado igual? ¿Si hubieras sabido que te iban a dejar, habrías abrazado con el corazón desbordado de esa estupidez que transpiran los enamorados sin darse cuenta? ¿Si hubieras dicho “adiós” a tiempo sería menos difícil irte ahora?  Las preguntas que incluyen los “hubiera”  te hacen matar el tiempo pero no te resuelven nada.  Amaste y punto. Abrazaste locamente y punto. No dijiste “adiós” a tiempo o quizá no era el tiempo y punto.

El presente no llama a la que fuiste o hubieras sido si.  Este “hoy” urge que te presentés con el vestido que llevás puesto o con los andrajos. Esa es la que sos.  Urge que estés hoy con lo que alcanzaste y con lo que dejaste ir.  Si tenés las manos llenas de vacío, de aquí en adelante, llenalas.  Si tenés por corazón un puño, de aquí en adelante arriesgate, abrilo y ponele alas. Si tenés la vida pálida y ojerosa, píntale colores con la paleta que tengás en el alma y días nuevos con un calendario que podés estrenar desde ya.   Soportate hoy pero no te torturés con los “Si yo hubiera” porque esos son trampas, escenarios que no existieron.

Dale la bienvenida a esta que sos.  Despedí a los “si hubiera”.  Aplaudile al día que es un recién nacido en tus manos.  Vivi este segundo.  No tenés más que este segundo latiendo en tu pecho.

Acerca del Autor

Soy periodista desde que tengo uso de razón. Siempre me gustó preguntar por todo y escuchar respuestas, incluido el silencio como la mejor en algunos casos.

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