El bolso de Yalile es el bolso de una mujer. Y las feministas más extremas no me digan que el bolso de una mujer no lleva de todo. Sí, de todo. Por eso pesa. Pero el de Yalile es como si anduviera piedras y ella misma lo dice riéndose a carcajada limpia.  Ella se lo echa al hombro y empieza a subir con él las 50 gradas que la llevan de la entrada del Edificio de la Policía, hasta la oficina donde trabaja.  “Todos los días las cuento”, nos dice.  Y siguen siendo las mismas 50 que la ven pasar diariamente sin una sola queja.

¿Por qué se debería quejar? La pura verdad que por nada. Las gradas la llevan adonde ella es feliz:  a la sala de controles, con sus compañeros.  Las gradas la retan. Las gradas la acompañan. Las gradas son parte de su vida y nadie las puede quitar. No son sus enemigas porque un enemigo jamás te acercaría a lo que te llena la vida y te la hace más plena.  Pero Yalile sube las 50 gradas como ha subido las de su casa, las del supermercado, las del bus:  con la única pierna que tiene y sin brazos para balancearse. Así nació, con una sola extremidad entera. Las demás no se formaron o lo hicieron en un porcentaje mínimo. Pero bueno,  así subió las de su escuela cuando era pequeña y las del colegio siendo adolescente.  Y jamás un “no puedo”.  Su mamá arrancó la página del diccionario que decía “incapaz”.

¿Qué dirían las gradas si pudieran hablar?  Me daré el lujo de imaginarme esa conversación.  “Hola Yalile, un día más, aquí estamos juntas. Qué alegría verte”. “Hola Yalile, por qué venís más lento hoy? Ya es jueves, tenés razón”.  “Hola! Hoy si que tenés energía, vas soplada para arriba amiga! Bendiciones! ”. “Y diay, bolso nuevo? Felicidades, te lo merecés”. Y la grada número 50, si hablara no hablaría de inmediato;  le aplaudiría de pie, en la cima de la dificultad superada, en ese último “Ya llegué, buenos días” y le diría tras el aplauso “Campeona mía, te extraño cuando tenés tus días libres. Sos mi persona favorita. Me hacés sentirme tan pequeña, yo aquí tan arriba y vos tan sonriente siempre.  Gracias por tu grandeza. Ya te lo dije pero te lo voy a repetir Te amo amiga”.

Las 50 gradas que sube Yalile me hacen pensar en mis propios cansancios y en mis quejas. Yo le quiero decir a Yalile lo que dice la grada 50, “Gracias por tu grandeza” y le agregaría gracias por la inspiración. (Video de Yalile en este enlace: https://lizethcastro.tv/vidas-intensas/yalile-ruiz-un-abrazo-del-alma)

Acerca del Autor

Soy periodista desde que tengo uso de razón. Siempre me gustó preguntar por todo y escuchar respuestas, incluido el silencio como la mejor en algunos casos.

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