Ella llama a cada hijo.
El dia no amanece si mi madre no ha amanecido. Pregunta cómo estamos y el sol se enciende.
Somos nosotros los preocupados por ella y por Papi, pero es su voz, la de este tronco de mujer, la que suena de primero en el teléfono, “Cómo están todos?”, llama. La pregunta es normal pero nada es normal en tiempo de Coronavirus.
Siento que si sabe como estamos, todo en ella está bien. No hay vacuna para el virus pero hay hijos para amarlos y eso le da fuerza.
La llamada de mi madre es más fuerte que su miedo, porque sí, hay temor, ella me lo ha dicho.
Italia se ha quedado sin abuelos y ahora, con tanta información quién no está al tanto de este monstruo que prefiere canas como alimento.
Llamanos por favor, Mami, no dejés de hacerlo. Sé que yo debiera llamarte de primera pero jamás alguien te ha ganado en amor.
Llamanos por favor, que tu voz es oxígeno puro para nuestra alma, que sos corazón que late de bondad sin medida y nos sigue dando vida.
Tu llamada, Mami, nos dice que todo pasará y que volveremos a abrazarte a vos y a papi como siempre lo hemos hecho. Cuento las horas para poder regresar a visitarte y escuchar tu risa a la par de mi oído. En ese momento sabré que todo esto ha valido la pena.
Te amo, los amo. Cuídense. Todo esto pasará.
1 comentario
Solo quien ama puede escribir y describir el amor de una Madre, igual que Liz tengo a mi madres y como bien lo dice, mi día se ilumina cuando ella aparece cerca de mi cuarto en tiempos normales, solo para saber si ya me levante o si vamos a ir a caminar, volverán esos tiempos con la ayuda de Dios. Resistan madres adultas mayores.