Hoy no es un día para callar.  Que se callen aquellos que ya no viven.

Hoy no es un día para no sentir.  Que no sientan aquellos que se murieron aún cuando crean que están vivos.

Hoy no es un día para arrodillarse frente al Crucificado. Hoy es para decirle al Resucitado que nos resucite la ilusión, que queremos amar, que corra la piedra que no nos deja vernos a nosotros mismos con nuestros sueños pendientes, que nos abra los brazos para poder abrazar, que queremos decir “Te amo” sin que nadie nos diga que no se puede.

Hoy no es un día para no poder.  Hoy hay que respirar profundo y echarse a reír;  y si es de sentir dolor, hay que hacerlo para luego caminar más livianos; y si es de cambiar de rumbo, hay que hacerlo; y si es de usar las palabras, hay que hacerlo; y si es de decidir, hay que hacerlo; y si es de vencer el miedo, hay que hacerlo.

Hoy es un día para no desperdiciar.  Hoy es un día para vivir.

Acerca del Autor

Soy periodista desde que tengo uso de razón. Siempre me gustó preguntar por todo y escuchar respuestas, incluido el silencio como la mejor en algunos casos.

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