No amor mío, no es la muerte la que nos puede separarVos y yo lo sabemos. Es la vida la que separa, las agujas que desangran al que da sin recibir nada a cambio, las espinas que hieren una y otra vez;  los puñales que cortan por la espalda, por el frente y por todo lado, despedazando en trocitos insignificantes las grandes promesas.

Son las semillas de silencio y de indiferencia las que crecen y hacen zanjas irremediables que separan. Son las disculpas que nunca se piden y las que no se dan. Son los perdones que llegaron muy tarde, cuando ya daban lo mismo. Es la compañía de la amistad que nunca se sentó a conversar.

Por eso yo quiero amarte un día a la vez.

Donde no pueda suponer que si te hiero hoy mañana podré pedirte perdón.  Donde ni siquiera sugiera que mañana vayamos a comer juntos porque tendré tiempo, el tiempo que no saqué hoy para vos o vos para mí.

Donde no me pase por la mente decir que cuando los hijos crezcan, iremos a cenar y luego al teatro y nos reiremos mucho, solos, de la mano, solitos los dos.

No amor mío, no quiero estar con vos hasta que la muerte nos separe viviendo resignada una vida sin vida.

Quiero amarte hoy, con todas las energías de un buen día o con todo el cansancio de las complicaciones;  con el bolsillo lleno de buenas noticias o cargado de frustraciones; con las horas que pasaron rápido porque todo salió bien o muy lento porque de lo esperado nada funcionó.

Un día a la vez, ya mismo mi amor, con las abundancias y las carencias, con los miedos y los corajes en batalla, con momentos para verte y no pronunciar palabras, para llenarme el alma con vos y tu alma conmigo.

Hasta que la muerte nos separe, no existe.  Existimos ya.  Ya es la vida. Te quiero amar, un día a la vez, para siempre, un día a la vez. Dios lo sabe, Dios sabe que para nosotros es un día a la vez. 

Acerca del Autor

Soy periodista desde que tengo uso de razón. Siempre me gustó preguntar por todo y escuchar respuestas, incluido el silencio como la mejor en algunos casos.

7 comentarios

  1. María de los Ángeles Quiros on

    Si hasta que la miente nos separe no existe, más bien hasta que alguien se meta y nos separe. En especial cuando a un esposo le da la “crisis de los 40” (44) enredándose con una joven colombiana de 21. Olvidándose de promesas y de 14 años de matrimonio. como han cambiado los valores, a los 21 años enredarse con un hombre casado y más de 20 años mayor.

    • Flory Villalobos on

      Asi son no valoran esos años…le dimos toda nuestra juventud y asi nos pagan

  2. Hermoso… como siempre eh dicho la vida es corta y si compratimos con un amor verdadero tenemos q disfrutarlo lo dulce y lo amargo y cuando el mundo lo quiere separar…si realmente vale la pena ,se lucha.
    Cuando la muerte llega el amor trasciende más de lo creemos.

    Muy buen post

  3. Mónica María Sanders on

    Qué belleza y claridad de mensaje, Lizeth. Si la relación marital se viera y definiera así primordialmente, en lugar de dar preponderancia a la rigurosidad de una frase que a veces más suena a sentencia que a promesa de amor, quizás las parejas se comprometerían con aún mayor voluntad de mantener y nutrir el amor día a día, sabiendo que no tiene nada asegurado.

  4. Te quedas sin palabras cuando lees algo así y comenzas a reflexionar
    Hermoso. Me llenó de sentimiento!