Quitate los guantes de boxear un momento.  Admitilo, es cansado pelear y pelear.  Al final ciertamente hay que defender lo que crees pero no te desgastes. La lucha no debe ir contra tus energías, debe ir a favor de lo que tu mente piensa y tu corazón siente.

Date una tregua.  Si estás en el ring también debe sonar la campana para que te sentés y hagás una pausa.  No todo el tiempo debés atacar y defender.  Hay un banquito en la esquina que espera por vos.

Los boxeadores descansan con un paño encima de la espalda y tragos de agua. ¿Y qué tal si en ese banquito vos descansás con las manos unidas, en oración, pidiendo sabiduría para tener las palabras correctas y las acciones que te ayuden a concretar lo que querés?

No te cansés en vano.  Luchá, no te rindás, pero usá el banquito de la esquina.  La campana suena porque no hay fuerza humana que puede pelear sin que dedique unos minutos a un descanso.  Y con tu alma pasa lo mismo.

Date una tregua. En el banquito tomate unos minutos, los que necesités y seguí luego, con cabeza fría y estrategia, sabiendo que no luchás en soledad porque si acabás de hacer una oración pidiendo consejo, a quien le pediste te lo dará. Ese banquito podría darte el triunfo. Estar de pie te hace ejecutar, sentarte te hace trazar un plan. Tomate tu tiempo, lo necesitás y tu lucha lo merece.

Acerca del Autor

Soy periodista desde que tengo uso de razón. Siempre me gustó preguntar por todo y escuchar respuestas, incluido el silencio como la mejor en algunos casos.

Comments are closed.