Nos tenemos, somos del mismo planeta, mujeres todas.
Cuando vos como mujer triunfás, yo también lo hago. Cuando abrís campo, sos pionera, tenés excelencia, cuando te felicitan yo también me siento orgullosa porque el camino de tu éxito inspira al mío y me impulsa.
De una vez y por todas: Basta ya de tenerle miedo al brillo de otra mujer, pensando que apagará el mío. Somos almas con luz, sin excepción.
Alto a los complejos, a las inseguridades, a las estúpidas envidias porque aunque todas tenemos pechos y vagina sentimos que quizá la otra merece menos o debiera ser menos admirada porque a uno le ha costado más o se ha esforzado más o tiene un origen más humilde. ¡Ya!
Cada una tiene historia, tiene luchas y sueños que merecen colorearse, crecer y ser hermosos.
Dejemos de compararnos.
Ser mujer es una bendición ya sea para la que tiene el título hermoso de madre o la que diseña su vida sin un solo hijo entregándose con pasión a su proyecto de vida. Para la que estudia y estudia o para la que podría escribir libros sobre perseverancia y éxito aunque no tenga un solo título académico.
Mentira que todas seremos amigas porque la amistad es un tesoro pero todas debemos respetarnos porque la dignidad es innegociable.
El camino de cada mujer debiera estar lleno de muchas mujeres solidarias que ayuden, acompañen, protejan y respalden.
Somos del mismo planeta, mujeres todas, merecedoras de lo mejor. Abracémonos y sigamos construyéndonos.
Te recomiendo de Archivo: Pilar Cisneros, el mejor regalo de mi vida