Nunca lo escuché con miedo, calculando no caer mal, como tantos ticos que nos quedamos callados a veces para “no ser inoportunos” y sacrificamos el ser genuinos por el ser hipócritas.  El hablaba así, con el corazón, nada más, sin poses.

Joven, logré ver a César Meléndez en vivo actuando en su obra “El nica” y salí con los ojos chorreando de admiración, llorando la gran verdad de su relato donde una familia cruza un gran río, todos juntos, van juntitos pero en el camino se queda alguien, el agua brava separa la mano del papá de la mano del hijo y ,la muerte arrebata los sueños y ahí mismo, llorando en mi butaca. sentí yo que César marcó la forma en la que empecé a ver el río San Juan y sus aguas contaminadas de intolerancia, mi intolerencia.

Entonces, le dí un 10. 10 de 10.

Luego como actor, como creativo, como papá a los 50 de una hermosa niña con quien hizo un pacto de amor desde el primer segundo que supo de su existencia, César yo te doy un 10.  Un 10 veganísimo como decías en Dancing, un 10 de 10 como ser humano.  Fiesta en el cielo por vos, recuerdos en la tierra. Sos el hombre del 10.

Acerca del Autor

Soy periodista desde que tengo uso de razón. Siempre me gustó preguntar por todo y escuchar respuestas, incluido el silencio como la mejor en algunos casos.

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