Joshua quizo ir una tarde a pasarla bien con “los amiguitos”, al redondel de Zapote. Jamás advirtió que esa tarde cambiaría su vida por completo, tras ser embestido por el toro. Hoy, ha superado muchos episodios y agradece haber contado con una red de apoyo que nunca lo dejó caer, ni siquiera cuando tuvieron que amputarle su pierna.