Periodista: Carolina Monge. Fotógrafa: Sissi Escalante

Van 1 a 0. La afición grita. Que la pase, que Mario está solo. Buena, muy buena. No, no, atrás. El portero se tira, la bola entra. ¡Goooool! Aunque hay una pequeña garúa y se siente el típico frío de las montañas de Coronado, las emociones calientan adentro y afuera de la cancha. Corren, se caen, no es falta, se levantan. ¡Vamos, muchachos!

Lo que parece una mejenga de cualquier sábado en la mañana, es la clasificación al ‘’Mundial de la Valentía’’ para Mario González, quien justamente este 5 de setiembre, cumplió 19 años de haber perdido su pierna derecha en un accidente de tránsito. El gol que hizo ahora se lo dedica la vida a él. González lleva bien puesta la camiseta de futbolista, porque los retos son su vitamina. Todos los días maneja motocicleta y poco tiempo después de perder la pierna fue a tirarse a una poza. Es el bromista del grupo, y dice entre risas que tiene 19 años de no meter la pata.

Los compañeros de don Mario comparten su misma característica física. Y hoy forman parte de la Selección de Fútbol para Personas Amputadas de Costa Rica.

Lo que empezó como un proyecto universitario de Jhanni Flores y Harold Villalobos, ambos ex futbolistas nacionales, es hoy el motivo de la sonrisa de Ricardo Sanabria. Un niño limonense de 11 años, bajito, delgado, de ojos negros incapaces de mentir, y vencedor de un cáncer de fémur, que se llevó su pierna cuando él tenía 4 años; pero no su fiebre por el fútbol.

‘’Yo vi sobre este equipo en tele, me aprendí el número y le dije a mi mamá que llamara, porque yo podía jugar ahí’’, dice ‘’El cumiche’’, como lo bautizaron hoy en su primer entrenamiento formal.

A Horacio Cortés, un Esparzano de 19 años, la posición de volante y un par de caídas en la cancha de las que se levantó como un resorte, lo pusieron a sudar. ‘’Sentía que se me salían los pulmones’’, dice. En febrero de este año tuvo un accidente laboral en el que cayó sobre una caldera de vapor y perdió su pierna, desde entonces no había practicado deporte, pero hoy jugó los 25 minutos estipulados, como un experto.

A nivel internacional se encuentran inscritas 32 Selecciones y desde este mes de Setiembre, Costa Rica tiene la suya, esto le abre las puertas al país para futuras competencias internacionales.

Sus fundadores comentan que el inicio ha sido difícil, en especial por la falta de patrocinios, tomando en cuenta que los integrantes del equipo vienen de todas las provincias.

Hoy la concentración es en un hotel en Coronado que decidió apoyar la causa. El sitio cuenta con una cancha grande y muchas plantaciones de helechos, incluso ahora la bodega de las plantas es el camerino.

Harold Villalobos, reparte los uniformes. Se sientan en baldes que pusieron al revés, o directamente en el suelo. Se retiran las prótesis, porque las reglas dicen que deben jugar sólo con muletas. Se vendan las extremidades afectadas para evitar lesiones. Se ponen una media y se amarran el taco. Hay un ambiente jocoso, de camerino de fútbol.

Llega ‘’Bicho’’, es el portero del equipo. Su nombre es Luis Gutiérrez, es maratonista y entomólogo de profesión. Tiene los ojos verdes como su camisa en la que porta el #21. Enrolla una de sus mangas hacia adentro, porque ‘’Bicho’’ perdió su brazo derecho hace 46 años: el día que nació. Una vacuna le causó una infección severa, por lo que debieron amputarlo. Tiene 46 años de defender la vida con su brazo izquierdo y ahora defenderá la portería por Costa Rica.

‘’Una vez en una carrera una señora me dijo ‘’pobrecito’’ y yo le respondí: pobrecito aquel muchacho que tiene todo y no hace nada (refiriéndose al deporte), dice el arquero de la Sele.

El Cuerpo Técnico ya está completo: asistente, preparador físico, fisioterapeuta y un nutricionista, todos ad honorem. Harold Villalobos agradece al equipo y habla de la razón de su proyecto ‘’que nació en el corazón de Dios y lo puso en ellos… Porque no se puede vivir sin amor a los demás’’.

Es hora de ir a la cancha. Algunos deciden ir corriendo, cada paso es en realidad un salto, deben tomar impulso con las muletas y todo su tronco, tiene técnica; pero se trata más de actitud, lo dicen y lo demuestran.

Daniel Cerdas ha llegado un poco tarde, su bus desde Limonal de Abangares, se retrasó. Él tiene 20 años, pero volvió a nacer hace 8 meses, cuando despertó de un coma de 16 días, producto de un accidente de motocicleta que le dejó una cicatriz en la cabeza, una mano con movilidad reducida y la pérdida de su pierna.

‘’Yo lloraba todas las noches, todas. Pero, cuando me di cuenta de este equipo, esa noche dejé de llorar’’. Daniel tiene acento guanacasteco marcado y ahora una sonrisa que no se le borra, quiere quedarse entrenando una semana completa.

Aquí la palabra discapacidad no se menciona, porque todos coinciden en que no existe ninguna limitación. Empiezan las pruebas físicas y se les pide el máximo rendimiento. Deben correr 100m solamente con muletas, luego con balón y por último en zig-zag. Cronómetro y libretas en mano.

Jhanni Flores se sorprende con los tiempos de estos muchachos que parece que llevan motores en sus muletas. Unos marcan 6 segundos, 10 ó 12.

Los chalecos anaranjados están repartidos, ya se formaron en dos equipos. Acercan los marcos que miden 2m menos que los de fútbol 11, la dimensión de la cancha es de 70mx60m.

Están esperando a Ricardo Coghi, que está hablando con nosotros. Es un señor de cabello blanco y espíritu noble, pasivo, pero con una fuerza interior capaz de levantar a cualquiera. Admite que el cigarro le quitó la pierna: 32 años de vicio le provocaron una obstrucción en las arterias y ya su extremidad no tenía circulación sanguínea.

Don Ricardo tardó dos días en firmar el consentimiento para la amputación. Ya no podría ser parte del equipo de fútbol de veteranos que había fundado. Pero, 3 años y 9 meses después dice que disfruta la vida al máximo y que más que aprender a caminar de nuevo, logró lo más grande: ‘’de todos los mitos sobre la discapacidad, me independicé’’.

No hay una  gradería, pero sí una barra. Ellos apoyan a sus hijos, novios o hermanos en este partido que tiene el gane en sí mismo. Jhanni Flores menciona que ha llorado de alegría unas tres veces.

Terminan con una oración en la que agradecen y encomiendan sus sueños. Todos quieren ser futbolistas, uno sueñan con viajar, otro con ayudar a los demás con su ejemplo. ‘’El cumiche’’ que ahora reza con los ojos cerrados y las manitas juntas, admira a Keylor Navas y Cristiano Ronaldo, pero no quiere ser como ellos, dice que quiere ser mejor.

Aunque ellos no lo saben, hay un sueño que se repite en especial entre los más jóvenes del grupo: ‘’ser alguien en la vida’’.

Después de este par de horas que nos regalaron, es posible decir que no son ‘’alguien’’ en la vida, sino que son la vida plena, valiente, la pura vida, la vida independiente… y lo mejor de todo es que contagian.

 

Acerca del Autor

Soy periodista desde que tengo uso de razón. Siempre me gustó preguntar por todo y escuchar respuestas, incluido el silencio como la mejor en algunos casos.

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