Por: Lizeth Castro
Cómo olvidarlo si estábamos juntas. Supimos desde ese primer momento que no podríamos separarnos. Sólo que aunque celebramos nuestra existencia, ha habido momentos en que pareciera que nos perdemos la una de la otra. Luego, la propia vida nos recuerda que estamos, debemos estar exigidamente conectadas por un pacto de amor irrevocable. El amor no exige, dirán algunos, pero yo tengo mis dudas sobre esa frase.
El día que nació la persona que me hace feliz, fue el día de mi nacimiento. Desde aquel 29 de marzo de 1971, caminamos juntas.
Las circunstancias van cambiando y lo harán sin preguntarnos si nos gusta o no el cambio. No han inventado una agenda que se adelante al verdadero acontecer del día llamado “mañana” para estar preparados con una mascarilla anti dolor. No hay bolita mágica que nos diga si el segundo siguiente nos trae un aplauso o una bofetada. Además, los colores con los que diariamente se pinta el mundo que nos rodea pertenecen a una paleta demasiado diversa, impredecible y maravillosamente desafiante.
Pero hay algo que está ahí, repito como un pacto de amor: yo misma soy la única persona que decide hacerme o no feliz. Mis padres, mis hermanos, mi esposo, mis hijas, mis sobrinos, mis amigos del alma, mis compañeros, mi trabajo, mi ocio, son bendiciones de la vida. Pero ninguno de ellos puede sustituir a la persona que me hace feliz. Pueden influir pero no decidir por mí. Soy yo. Yo con yo. Yo con Dios. Pero yo. Yo con la decepción, yo con la fe. Yo con el mundo, yo sola. Yo.
El día que nació la persona que me hace feliz es tan claro como el día en que vamos a estar juntas cuando la misión haya sido cumplida. Nos daremos el mismo abrazo del alma que cuando nacimos. Ese abrazo es imperdonable perderlo y obviarlo. Prescindir de esa persona que soy yo, es matar la belleza de saber que merecemos un amor propio que tiene que estar de pie aunque el mundo nos quiera arrodillar.
Soy feliz recordando esto, aunque la vida no siempre sea feliz. Ese “yo”, está de pie y celebramos y seguiremos celebrando juntas la vida.